Llegaba el Cortizo a la Santikutz Klasika con la intención de reconducir su relación de amor-odio con las carreras de Euskadi; citas de gran tradición, en las que el equipo rendía a un gran nivel, pero en las que por una razón u otra nunca lograba subir al podio. A excepción de la Subida a Gorla de la pasada temporada, en la que David Delgado saboreó el triunfo, cada vez que el Padronés cruzaba Castro Urdiales, como en la canción de Camilo Sesto, “siempre se repetía la misma historia”. Pero la historia, también puede reescribirse, y hoy Dani Cavia lo ha hecho con un triunfo incontestable que lo mete en la pelea por la Copa de España.
El día amaneció frío y gris en Legazpi, con el sirimiri haciendo acto de presencia una vez más el Primero de Mayo, una fecha en la que la localidad guipuzcoana celebra sus fiestas y la Santikutz Klasika, carrera de larga tradición en el calendario ciclístico amateur que hoy completaba su 90 edición. Un grupo de aficionados animaba la salida con bengalas, llenando de colorido la partida de un pelotón que tenía por delante un recorrido de 151 kilómetros con hasta 11 cotas puntuables. Los pinchazos, enganchones y caídas se sucedieron desde el inicio, un aviso de lo que quedaba por delante, una jornada muy complicada en la que tocaba estar muy atento para no verse apartado de la lucha por el triunfo a las primeras de cambio.
Dani Cavia también tuvo su susto, pero su caída se saldó sin consecuencias y pudo restablecerse al momento para seguir en la puja; peleando por una victoria que empezó a fraguarse en el ascenso a Gabiria, a menos de 15 kilómetros de meta. En ese momento, Jan Castellón (Caja Rural Alea) saltaba desde el grupo cabecero, en el que rodaban unas veinte unidades, y pronto le siguieron el propio Cavia y Álvaro Sagrado (Brocar Alé). Los tres protagonizaban un emocionante desenlace en el que ninguno era capaz de soltar al adversario, hasta que Cavia aceleró su ritmo en los últimos metros para alzar los brazos en Legazpi, colocarse su primera txapela y sumar su segundo triunfo en la Copa de España. Nada más cruzar la línea de meta, lágrimas de emoción y el abrazo interminable con su padre. “¡Increíble! ¡Por fin una victoria en el País Vasco y en una prueba llena de historia”, exclamaba feliz. “Nuestro guion era hacer la carrera lo más dura posible desde el principio para luchar por el triunfo. Gracias al trabajo de todos mis compañeros, lo hemos conseguido”, añadía orgulloso.
La Copa de España se pone al rojo vivo. Tras la Santikutz Klasika, Cavia suma 447 puntos y asciende al segundo puesto de la general, a 45 del líder, Haimar Etxeberria (Finisher), hoy cuarto. En la clasificación por equipos, el Padronés Cortizo continúa en cabeza. Nunca un equipo gallego fue campeón de Copa, tampoco un corredor de una escuadra gallega logró la victoria absoluta, pero los de Marcos Serrano quieren seguir desafiando a la historia. El próximo capítulo, de los cuatro restantes, se escribirá el domingo en Eibar con el Memorial Valenciaga.